Monólogos teatrales

Autor: Manuel Pérez Cortés

El pasado jueves día 23 tuvimos ocasión de asistir en el Gran Teatro a la Final del Primer Certamen Andaluz de Monólogos Teatrales Ateneo de córdoba. Una convocatoria que, a pesar de los titubeos propios de una primera edición, no defraudó en modo alguno al público congregado y que, por su marcada originalidad, tiene visos de consolidarse sin esfuerzo en un futuro próximo.

El monólogo teatral, en su vertiente interpretativa, ofrece al espectador un atractivo innegable; se trata de ponderar las facultades escénicas del actor o actriz, su habilidad para sobreponerse a la ausencia de compañeros que le den la réplica o el “pie” preciso para bordear una situación apurada. Es, en definitiva, toda una prueba de fuego de la que no resulta fácil salir airoso. Puede decirse sin ambages que los tres finalistas que se dieron cita en esta primera edición lo lograron con creces.

No quiere esto decir que, por nuestra parte, estemos del todo conformes con el fallo del Jurado. En ejercicio de nuestras libertades democráticas (que ahora se conmemoran), nos permitimos disentir de la concesión del Primer Premio, que fue a parar a manos de la malagueña Carmen Jiménez, intérprete de Monólogo para una voz desnuda, de Isaías R. Jiménez; en demasiados momentos de su actuación se dejó traslucir su inexperiencia, fruto lógico de la juventud. Con todo, fue el suyo un trabajo meritorio, digno, que tampoco dio lugar a excesiva polémica.

Mayores tablas demostró –como no podía ser de otro modo- Juan Carlos Villanueva, con Monólogo de un hombre desafortunado, pieza de la que es autor nuestro compañero y sin embargo amigo Manuel Ángel Jiménez. Villanueva supo trasladar sin esfuerzo las sutilezas y filigranas de un texto extremadamente rico y sugerente, que significó para el que suscribe una muy agradable sorpresa. Por su parte, José Delgado Llergo se encaró a puertagayola con todo un miura, entresacado del Salomé de Oscar Wilde, y mostró a la concurrencia cualidades de gran intérprete: espléndida voz, magnífico en los tiempos, quizá un tanto excesivo en algunos pasajes. Ya digo: una promesa firme de gran actor en ciernes y un balance global de esta edición abiertamente positivo, que hace concebir espléndidos augurios para el futuro de este certamen.

• Javier Ortega Posadillo. Revista Nuevo LP, noviembre/diciembre del 2000.