La señal

La Señal. Argentina (2007, 95 minutos)

• Director: Ricardo Darín, Martin Hodara.
• Intérpretes; Ricardo Darín, Diego Peretti, Julieta Díaz.
• Guión: Eduardo Mignogna, Patricio Vega;
• Fotografía: Marcelo Camorino;
• Música: Andrés Goldstein, Daniel Tarrab.

Reseña

La película que el Ateneo de Córdoba presenta hoy tiene todos los visos para ser considerada en el futuro, como lo que se llama en el argot cinematográfico un “film isla”, es decir, una única película de un director que por una razón u otra, no volvió a ponerse ante las cámaras. Y es que ésta debía ser la nueva cinta de Eduardo Mignogna, el mismo que nos sorprendió hace mas de una década con “Sol de Otoño” (1996), aquella maravillosa historia de amor con Federico Luppi y Norma Aleandro que, a quien suscribe, le permitió descubrir aunque tardíamente, tanto a la gran dama del cine argentino como al cine de ese país en general, antes de su definitiva eclosión en España con “El Hijo de la Novia” (Juan José Campanella, 2000). Desgraciadamente, Mignogna falleció en octubre de 2006, pocos días antes del comienzo del rodaje de “La Señal”, basada en su novela homónima, y protagonizada por, entre otros, Ricardo Darín, actor al que unía una gran amistad y con quien había colaborado en otras ocasiones. Darín y el antiguo asistente del director, Martín Hodara, decidieron continuar el proyecto como homenaje a su amigo, de hecho, todo estaba ya preparado y apenas tuvieron que variar un ápice del cuaderno de trabajo de Eduardo Mignogna. A pesar de que conocemos a Ricardo Darín más por sus lucidas actuaciones en comedias románticas como la mencionada “El Hijo de la Novia” o “El Mismo Amor, la Misma Lluvia” (Juan J. Campanella, 1999), no es desdeñable su registro dramático, como vimos en “La Fuga” (Mignogna, 2001) o “Nueve Reinas” (2001) del también recientemente fallecido Fabián Bielinsky. Y digo esto, porque su papel de detective privado en La Señal no desmerece de los mejores Bogart o Mitchum en los grandes clásicos del cine negro de los 40 o 50. Y al hablar de los actores no seríamos justos si no mencionamos a Diego Peretti, fabuloso actor conocido, fundamentalmente, por el drama romántico “No Sos Vos, Soy Yo” (Juan Taratuto, 2004), y que interpreta aquí a Santana, el amigo y socio del Píbe Corvalán, que intentará aportar cordura y profesionalidad en la resolución de los casos, a veces sin conseguirlo. Es ésta un película en la mejor y más conseguida línea “Noir” y que recrea todos los tópicos narrativos del género: El detective solitario, la mujer fatal, la ciudad y las sombras, la fatalidad… no es una peli en blanco y negro, pero incluso ésto se solventa favorablemente con el uso de tonos grises y colores atenuados que dan una apariencia de cine clásico y nos sumerge totalmente en la Buenos Aires de los años 50 de la misma manera que lo haríamos en el Chicago de los años 40. Enhorabuena por la fotografía y ambientación, que es de lo mejor de esta cinta.

Corre el año 1952, tiempos turbios en Buenos Aires, Eva Perón vive sus últimos días y las calles arden de agitación. Pibe Corvalán y Santana, dos detectives mediocres a los que el trabajo no les sobra, reciben un día la visita de Gloria (Julieta Díaz), una bella y misteriosa mujer, que les ofrece un aparentemente rutinario trabajo de seguimiento de personas. Poco a poco, irá descubriendo un entramado de venganzas y traiciones que amenazan con devorarle si no abandona a tiempo cosa que, a pesar de las advertencias de su socio, no hace.

Película reproducida en la VIII Muestra de Cine Internacional del año 2008.

Reseña elaborada por el socio de la Sección de Cine del Ateneo de Córdoba Cristóbal Domínguez Cantillo.