Diferencia entre revisiones de «Metrópolis»

Revisión actual del 21:18 20 nov 2013

Metrópolis

Título	Metrópolis
Cine Social - 2005
Ficha técnica
Dirección	Fritz Lang
Producción	Erich Pommer
Guión	Fritz Lang Thea von Harbou
Música	Gottfried Huppertz
Fotografía	Karl Freund Gunther Rittau
Reparto	Brigitte Helm Gustav Fröhlich Alfred Abel Rudolf Klein-Rögge
Datos y cifras
País(es)	Alemania
Año	1927
Duración	210 minutos (premiere alemana) 123 minutos (restauración año 2002) 92 minutos (versión EEUU año 1927)
Clasificación	Ciencia ficción
Compañías
Productora	UFA
Distribución	UFA
Presupuesto	7.000.000 marcos

Reseña

Hay películas sobre las cuales el predicar que es necesario verlas en más de una ocasión para poder apreciarlas en toda su dimensión, puede resultar una exageración. No es el caso de Metrópolis: es tal su riqueza iconográfica y simbólica que, más allá del estricto valor, extraordinario, de sus imágenes, llegar a desentrañar su pleno sentido con un solo visionado se me antoja tarea harto difícil.

Metrópolis constituye un auténtico derroche de imaginería futurista, y aún, a día de hoy, resulta francamente increíble la frescura y creatividad que exhala ese mundo de edificaciones elevadas, pasadizos interminables, techos de altura ominosa y demás parafernalias industriales que Fritz Lang plasmara en imágenes en el ya lejano 1926: bien podríamos decir, a la vista de las mismas, que 80 años (o casi) no son nada, tal es el vigor que exhiben y la huella que dejan en cualquier espíritu mínimamente sensible a un impacto visual potente. Tampoco podemos olvidar que esa creación tan deslumbrante desde el punto de vista formal no nace en un terreno baldío, o inexplorado, sino que se enmarca en esa corriente del expresionismo germánico que, desde comienzos de la decada, y a través de las creaciones de genios como Murnau, Pabst, Wiener o el mismo Lang, ya había alumbrado obras extraordinarias, en las cuales el dominio de la luz y de las sombras (claroscuros intensos) y la audacia en la planificación (picados, contrapicados y movimientos de cámara insólitos hasta la fecha) habían marcado hitos no superados sino muchos años después.

Pero no deberíamos permitirnos que, ante tal despliegue formal, los árboles nos impidan ver el bosque: lo que hace de Metrópolis una obra formidable, inscrita con letras doradas, como una de las más grandes películas de todos los tiempos, es su tremendo calado temático, la profundidad y espiritualidad con que aborda esos grandes temas que constituyen el núcleo central de su trama, desde un planteamiento alegórico y simbólico que hace de cada secuencia un compendio de metáforas pleno de significaciones y mensajes. Ahí están ésos que, según un acreditado autor cuyo nombre no logro recordar, son los temas recurrentes de la ficción de todos los tiempos: el amor, la vida y la muerte; todo lo demás son variaciones y giros alrededor de los mismos, y ése, posiblemente, sea el motivo por el cual Metrópolis se erige como un gran monumento fílmico.

He de reiterar mi confesión inicial: me faltan claves para poder valorar en toda su amplitud una propuesta de tanta riqueza como la que Metrópolis ofrece, pero albergo la tranquilidad de quien es consciente de que, sobre la misma, son tantos, tan amplios y tan profundos, los estudios que se han realizado, que a cualquier interesado que, espoleado por la curiosidad, quiera profundizar en ella, no le faltará material con el cual hacerlo. Pero lo que está más allá de cualquier empeño académico es la capacidad de sentirse fascinado, arrebatado por su caudal imaginativo y visual: es ése un placer incondicionado y para el cual basta, parafraseando ese que Lang proclama como “leit-motiv” ideológico de la función, que el corazón haga su trabajo.