Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

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Unió Democràtica de Catalunya

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La Unión Democrática de Cataluña (en catalán Unió Democràtica de Catalunya (abreviado UDC o simplemente Unió), es un partido político de Cataluña (España), fundado en 1931 y con existencia continuada hasta hoy. Es uno de los dos socios de la federación de partidos Convergència i Unió (CiU), junto con Convergència Democràtica de Catalunya. Su rama juvenil es la Unió de Joves.

Se describe como nacionalista catalán y socialcristiano, y defiende un catalanismo de centro y moderado. Es el cuarto partido catalán con un mayor número de afiliados (16.000), después de Convergència Democràtica de Catalunya, el Partit dels Socialistes de Catalunya y el Partido Popular de Cataluña, según la agencia EFE.

Desde 1990, ejerce como presidente del partido el político Josep Antoni Duran i Lleida.

Historia del partido

Su fundación

La fundación de Unió Democràtica de Catalunya se produjo el 7 de noviembre de 1931, durante la Segunda República Española, como un partido de carácter catalanista y de inspiración cristiana, aunque de carácter no confesional, a raíz de un manifiesto aparecido en el diario conservador El Matí de Barcelona, firmado por Josep O. Anguera, Pere Arderiu, Xavier Aragó, Pere Aragai, Esteve Farré, Josep M. Farré, Àngel Grau, Joan Guinart, Josep M. Modolell, Àngel Morera, Manuel Pugués, Pau Romeva i Ferrer, Joan Baptista Roca i Caball, Maurici Serrahima i Bofill, Ramon Sunyer, Manuel Thió, Ramon Trinxet, Lluís Vila i d'Abadal y Josep Vilaplana. A mediados de 1932 se unieron al partido, entre otros, Manuel Carrasco i Formiguera, antiguo militante de Acció Catalana, Miquel Coll i Alentorn, Josep Maria Trias i Peitx, Fèlix Duran i Cañameres y otros más.

La mayoría de los miembros del nuevo partido político procedían bien del campo del carlismo, al que habían decidido abandonar porque el Movimiento Tradicionalista no permitía la propaganda a favor del Estatuto de Autonomía de Cataluña; bien del partido Acció Catalana, partido que abandonaron algunos militantes por su voto favorable a la Constitución republicana, en especial a aquellos artículos que consideraban incompatibles con sus opiniones religiosas; otros grupos menores de militantes procedían de la Lliga Regionalista o incluso de Esquerra Republicana de Catalunya.

El nuevo partido, a pesar de hallarse en pleno período constitutivo, tuvo un diputado en las Cortes Constituyentes de la República constituidas tras las elecciones generales de 1931, Manuel Carrasco i Formiguera, y otro en el nuevo Parlamento de Cataluña surgido tras las elecciones autonómicas de 1932, Pau Romeva i Ferrer.

Por otro lado, el nuevo partido rápidamente estableció vínculos con el minoritario sindicato Unió de Treballadors Cristians de Catalunya, también de inspiración cristiana, fundado en 1934.

Segunda República española y Guerra civil

Durante la Segunda República Española, Unió Democràtica de Catalunya mantuvo una postura moderada.

Así, por ejemplo, apoyó la Ley de Contratos de Cultivo de 1934 impulsada por la izquierda, que pretendía sustituir los contratos enfiteuticos de rabassa morta para el arrendamiento de campos de cultivo de vides por figuras más cercanas a la propiedad para los pequeños agricultores, siendo ésta una de las medidas solicitadas por la Unió de Rabassaires, el sindicato agrario próximo a Esquerra Republicana de Catalunya. En Cataluña la ley se enfrentó a la fuerte oposición de la Lliga Regionalista. Dicha ley fue posteriormente anulada por el Tribunal de Garantías Constitucionales durante la etapa de gobierno de coalición entre el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux y la Confederación Española de Derechas Autónomas de José María Gil-Robles, etapa denominada por la izquierda como Bienio Negro.

Por el contrario, el 6 de octubre de 1934, cuando el presidente de la Generalidad de Cataluña Lluís Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española, tras la amenaza de anulación de la Ley de Contratos de Cultivos por el nuevo Gobierno republicano, Unió Democràtica de Catalunya no le prestó su apoyo.

El 17 de julio de 1936 tuvo lugar un fallido golpe de estado militar, que en Barcelona tuvo su repercusión al día siguiente, 18 de julio, y que, tras fracasar, abrió paso a la Guerra Civil Española. La situación política dejó a Unió Democràtica de Catalunya en una difícil posición. Por un lado, al proclamar su fidelidad al régimen republicano y mantener su ideario nacionalista catalán, el bando sublevado los colocó automáticamente en la situación de enemigos de su régimen. Por otro lado, el hecho de profesar un ideario católico les hacía sospechosos ante los sectores obreros que apoyaban al Gobierno republicano.

Por este motivo, los militantes y dirigentes de Unió Democràtica de Catalunya fueron perseguidos en el territorio que quedó en manos gubernamentales, especialmente por exaltados anarquistas. Algunos de sus dirigentes, como Francesc de Paula Badia i Tobella fueron asesinados por incontrolados.

Otros dirigentes prefirieron trasladarse al País Vasco, cuyo Gobierno, en manos de un partido con un ideario similar, el Partido Nacionalista Vasco, se había alineado también a favor del Gobierno republicano. Fue el caso, por ejemplo, de Manuel Carrasco i Formiguera, uno de los más significados dirigentes del partido. Desde allí, en colaboración con el ministro del PNV Manuel Irujo Ollo trabajó para intentar lograr normalizar las relaciones entre el Gobierno republicano y la Santa Sede.

Sin embargo, Manuel Carrasco i Formiguera fue hecho prisionero al ser abordado su barco por buques de guerra de la Marina de los sublevados, siendo condenado a muerte en juicio sumarísmo y fusilado en Burgos el 8 de agosto de 1937, al igual que fueron represaliados otros militantes del partido.

Tras la caída de Cataluña en manos de los sublevados, la mayoría de los dirigentes del partido optaron por el exilio, en su mayor parte en Francia.

Durante el franquismo

Desde el mismo final de la Guerra civil y del inicio del franquismo, algunos de los dirigentes y militantes que habían permanecido en España, junto con algunos exiliados que fueron de los primeros en regresar, se dedicaron a la reconstrucción del partido, en la clandestinidad, siendo así uno de los partidos de oposición al franquismo. En esta línea destacaron políticos como Miquel Coll i Alentorn o Joan Baptista Roca i Caball, entre otros.

Las actividades de la reconstruida Unió Democràtica de Catalunya se centraron en temáticas culturales, relativas a la lengua catalana o la Historia de Cataluña, aunque participaron igualmente en los primeros intentos de coordinación de los partidos democráticos de oposición al régimen franquista, como el Consell Nacional de la Democràcia Catalana, fundado ya en 1944. Por otro lado, militantes del partido, como Maurici Serrahima, tomaron parte en las redes de evasión de perseguidos por la Alemania nazi o la Francia de Vichy, así como de militares aliados, especialmente aviadores derribados, ayudándolos a transitar de la frontera francesa hasta la portuguesa, desde donde podían dirigirse hacia el Reino Unido o los Estados Unidos.

En 1945, se integró en Unió Democràtica de Catalunya un grupo de militantes procedentes del Front Universitari de Catalunya, entre los que cabe destacar a Josep Benet i Morell.

En 1957, desde el partido se colaboró en la refundación de la Federació Nacional d'Estudiants de Catalunya, y en la fundación del sindicato de inspiración cristiana Solidaritat d'Obrers Cristians de Catalunya. Por otro lado, en los años 1960 colaboraron con el movimiento Crist Catalunya, al igual que con el político nacionalista Jordi Pujol i Soley, en los llamados fets del Palau de la Música o en el boicot organizado contra el diario La Vanguardia, de quien en ese momento era director Luis Martínez de Galinsoga quien, tras creer que una misa oficiada en latín lo era en catalán, profirió frases insultantes y ofensivas contra los catalanes.

Durante el mismo período, Unió Democràtica de Catalunya inició contactos con el Partido Nacionalista Vasco y con otros grupos de inspiración cristiana de ámbito español, con los que formó una coordinadora, el Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español. Junto al resto de fuerzas políticas demócratacristianas se integró en la Unión Europea Demócratacristiana, siendo miembro fundador de la Internacional Demócratacristiana, posteriormente Partido Demócrata Europeo y Partido Popular Europeo.

En 1965 participó en la gestación de Unió Democràtica del País Valencià y, en 1974, de Unió Democràtica de les Illes Balears.

El partido fue igualmente miembro de diversas plataformas de coordinación de los partidos democráticos, como la Asamblea de Cataluña o la Comisión Coordinadora de Fuerzas Políticas de Cataluña.

Desde la restauración democrática

En las Elecciones generales españolas de 1977, Unió Democrática de Catalunya formó una candidatura conjunta, para el Congreso de los Diputados, con la Federación de la Democracia Cristiana, liderada por Joaquín Ruiz-Giménez, a la que en Cataluña se denominó Unió del Centre i la Democràcia Cristiana de Catalunya, que obtuvo dos diputados, uno de ellos para UDC. Para el Senado, esa coalición se amplió con una candidatura conjunta con el Pacte Democràtic per Catalunya (a su vez coalición entre Convergència Democràtica de Catalunya, Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament y Esquerra Democràtica de Catalunya), liderada por Jordi Pujol.

En 1978 se produjo una escisión del partido, liderada por Antón Cañellas, que formó Unió Democràtica de Centre Ample, que se coaligó con Unión de Centro Democrático y Unió del Centre de Catalunya para formar Centristes de Catalunya-UCD.

El resto del partido formó una coalición, que sigue vigente en la actualidad, con Convergència Democràtica de Catalunya, que había absorbido a los dos partidos con los que se había coaligado en 1977, coalición llamada Convergència i Unió.

En el marco de dicha coalición ha formado parte del Gobierno de la Generalidad de Cataluña y sus dirigentes, cuando la coalición ha ganado las elecciones al Parlamento de Cataluña, han sido presidentes del Parlamento de Cataluña, como Miquel Coll, Joaquim Xicoy, Joan Rigol o la actual presidenta, Núria de Gispert.

En 2013 el partido reconoció judicialmente su culpabilidad por corrupción en el caso Pallerols, al asumir junto a sus exdirigentes Lluís Gavaldà, Vicenç Gavaldà y Santiago Vallvé la sustracción de 388.483 euros destinados por la Unión Europea a formación para parados. Gracias al acuerdo judicial ningún imputado llegará previsiblemente a ingresar en la cárcel.

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