Diferencia entre revisiones de «La zapatera prodigiosa»

Revisión del 17:17 9 sep 2009

La zapatera prodigiosa de Federico García Lorca fue estrenada por Margarita Xirgu el 24 de diciembre de 1930. Su autor la califica de farsa y tiene de ella la esencial característica de ser un teatro adrede, de un teatro donde todo se supedita al efecto escénico. Lorca rompe aquí sus amarras. La zapatera prodigiosa está concebida como un ballet al que no le falta sino la música. He aquí el argumento:

En un pueblecito andaluz, una mocita de dieciocho años casó con un viejo zapatero que tenía cincuenta y tres. Se peleaban siempre; no tenían hijos; las gentes se reían y cantaban canciones malsonantes. Ella, bonita y atolondrada, soñaba mundos lejanos y olvidaba el hogar. Un día, el marido, desesperado, huyó de su casa. Y he aquí que, con la ausencia, la imagen del marido empezó a crecer y a embellecerse en la frente de la zapaterita, Le parecía que su marido era el más cumplido caballero del mundo. Todos los pretendientes fueron despedidos. Y, de pronto, el marido vuelve –como en los cuentos antiguos- disfrazado.

Viene vestido de coplero recitador de crímenes y milagros. Así logra introducirse en su propia casa y conocer la firmeza del amor de la zapaterita. Pero cuando, libre del disfraz, se presenta de nuevo tal como es ante su fidelísima esposa, ella, caída de su ensueño, lo apalea como otrora.

Esta deliciosa historieta, popular en su ambiente, en su lenguaje y en las canciones y romances (delicioso el del coplero) que intercala, posee, sin embargo, una interesante raigambre. El ambiente dieciochesco que la satura tiene el aire de un cartón de Goya; debe mucho seguramente a El sombrero de tres picos, y más al ballet de Falla que al cuento de Alarcón. La vuelta del marido disfrazado es tradicional en los romances de La esposa fiel, aun cuando aquí está blandamente caricaturizado. Sin duda, lo más personal –aparte del gracejo de la acción y de la palabra- es el juego psicológico, según el cual la imagen del marido crece y se embellece con la ausencia hasta crear una entelequia, que cae destrozada al choque con la implacable realidad. Esto podría tener de lejos alguna relación con los juegos pirandelianos de la verdad y la mentira. Pero aquí el tema –y la farsa toda- está tratado con una alegría, con un dinamismo y una frescura que llevan de punta a punta la impronta del genio de García Lorca.

La zapatera prodigiosa y el Colectivo infantil "La Fiambrera"

En 1985 y 1986 el Colectivo infantil "La Fiambrera" ha sido uno de los cientos de grupos teatrales que participó en la representación de la obra.

Galería de imágenes

Fuente

• Guillermo Díaz-Plaja. Federico García Lorca (Espasa-Calpe. Madrid, 1954)